La memoria es un sistema complejo, multidimensional, de gran relevancia para la vida de las personas. Para construir nuestra propia identidad, pensar, recordar, imaginar, desear, aprender de los errores, rectificar, elegir, amar, desempeñar las tareas cotidianas más simples o realizar grandes proyectos, necesitamos de nuestra memoria.
Conforme vamos avanzando en el proceso de envejecimiento observamos cambios en el funcionamiento de la memoria en la ejecución de tareas cotidianas, por ejemplo, en ocasiones no recordamos dónde se hemos dejado las llaves, queremos decir algo y no encontramos la palabra, nos olvidamos de acudir a una cita médica o de dar un recado a otra persona.
Debido a la importancia del buen funcionamiento de la memoria en la autonomía, el bienestar físico, psicológico y social de las personas, la aparición de estos olvidos cotidianos es motivo de alarma y preocupación.
Se han identificado diferentes factores del contexto que pueden influenciar el funcionamiento de la memoria en la vida cotidiana. Algunos de estos factores son: el estado de ánimo, el nivel motivacional, las creencias acerca del funcionamiento de la propia memoria, entre algunas.
No obstante, aunque puedan causar molestias en el desempeño en la vida cotidiana, estos olvidos que son frecuentes en el adulto mayor han recibido el nombre de olvidos benignos ya que no responderían a una condición patológica sino al propio proceso de envejecimiento y a los cambios morfológicos y funcionales del cerebro.
Estos olvidos podemos agruparlos en:
- Olvidos vinculados con la memoria retrospectiva,
- Olvidos vinculados con la memoria prospectiva y
- Olvidos relacionados con el presente.
A continuación, describiremos cada uno de ellos.
Olvidos vinculados con la memoria retrospectiva.
Este tipo de olvidos hace referencia a la dificultad en recordar información de cosas que hemos hecho con anterioridad. Los más frecuentes son:
- No recordar donde se han guardado los lentes, las llaves o el libro que se estaba leyendo.
- No recordar donde se han guardado objetos de uso infrecuente: por ejemplo, una camisa que casi no utilizamos, o una prueba médica de hace tiempo.
- No recordar los nombres de personas que hemos conocido hace poco tiempo o que no vemos frecuentemente.
- No recordar si se han realizado acciones que suelen ser ya automáticas, por ejemplo, dudar acerca de si se ha cerrado la puerta, o si se ha apagado la cocina, o la luz, entre algunas.
- Este último tipo de olvido hace que en ocasiones tengamos que realizar acciones de comprobación, por ejemplo, levantarnos de la cama para comprobar si hemos cerrado la puerta.
Es muy frecuente que mientras guardamos los lentes al terminar de leer, estemos pensando o incluso haciendo otra cosa. Para hacer más de una cosa a la vez y luego recordar lo que hicimos necesitamos utilizar la atención dividida que es un tipo de atención que se deteriora en el envejecimiento.
Olvidos vinculados con la memoria prospectiva.
Este tipo de olvidos se refiere a no recordar cosas que se tenía pensado hacer. Los más frecuentes son:
- Olvidarse de dar un recado.
- Olvidarse de asistir a una cita.
- No recordar la lista de lo que hay que comprar en el mercado.
- Olvidarse mirar un programa de televisión que se quería mirar.
La memoria prospectiva un tipo de memoria muy importante debido a que está estrechamente ligada con la autonomía. Requiere el recuerdo de la intención y de la acción, por eso es un tipo de memoria compleja, que implica funciones como la planificación y monitorización de la tarea. El uso de agendas o anotaciones hace que este tipo de olvidos no interfiera tanto en el desarrollo de las actividades de la vida diaria.
Olvidos vinculados con el presente
Se refiere a olvidos que afectan a tareas que se están realizando. Algunos de estos olvidos son:
- No recordar una palabra que se quiere decir. Esto se conoce como “fenómeno de la punta de la lengua”.
- Dificultad para seguir el hilo de una conversación.
- Dificultad para seguir el argumento de un libro que se está leyendo.
- Ir a un sitio, por ejemplo, a la cocina y no recordar el motivo.
El fenómeno de la punta de la lengua, aunque es un fenómeno muy frecuente y ocurre en otras etapas de la vida también, es fuente de malestar y preocupación en los mayores porque generalmente ocurre en medio de una conversación y por lo tanto en presencia de otras personas.
Se produce cuando conocemos la palabra que queremos decir, pero no podemos acceder a ella.
La dificultad en seguir el hilo de una conversación o recordar lo que se está leyendo se vincula con factores como: velocidad a la que se está hablando, grado de dificultad de lo que se está leyendo, tiempo que se requiere mantener la atención, dificultad para inhibir las distracciones, etc.
Ir a un sitio y no recordar el motivo es muy frecuente en el envejecimiento y también es motivo de gran preocupación. Este tipo de olvido se produce generalmente debido a una dificultad atencional más que de memoria. Por lo general se trata de una acción automática que la realizamos pensando en otra cosa.
¿Cómo mejorar el funcionamiento de la memoria en la vida cotidiana?
Existen estrategias que podemos utilizar para mejorar nuestra memoria cotidiana y disminuir estos olvidos. Algunas de ellas son:
- Visualización
Visualizar es crear una imagen, en este caso de algo que se quiere recordar. Se considera que la capacidad de crear imágenes es ilimitada y que los mayores tienen mayor facilidad para recordar imágenes que palabras.
- Asociación
La asociación tiene que ver con vincular lo que se quiere aprender con una imagen o con alguna situación conocida. La asociación ayuda a dar un significado personal a lo que se quiere recordar.
- Repetición
La repetición hace que se aumente la familiaridad con el estímulo que se quiere aprender. Es muy importante tener en cuenta que la repetición para que sea efectiva requiere de recursos atencionales ya la repetición como conducta automática no favorece el posterior recuerdo.
- Centralización
Consiste en centrarse en lo más importante de una determinada información y de esta forma se disminuye la cantidad de datos para guardar y posteriormente recordar.
- Organización
La organización es una estrategia fácil de utilizar ya que tiene una gran similitud con aspectos de la vida diaria (organizar el armario, organizar la cocina, etc.). Para recordar la compra que queremos hacer en el mercado nos resultará más fácil organizar todos los productos en categorías: carnes, lácteos, verduras, etc.
No debemos olvidarnos de la importancia que tiene las ayudas externas como agendas, alarmas, recordatorios del celular.
Te compartimos algunos consejos para llevar a cabo ejercicios de memoria:
¿Qué puedes hacer para recordar lo que estás leyendo?
- Presta atención, elimina los distractores.
- Mira primero lo más destacado (títulos, dibujos).
- Lee una página y pregúntate ¿cuál es el tema? ¿Qué personaje apareció? ¿Qué sucedió?
- Cuando interrumpas la lectura haz un resumen de lo que acabas de leer.
- Si hay muchos personajes apunta en una hoja los nombres, el parentesco, los sucesos importantes de los protagonistas (bodas, viajes, etc.)
- Lee todos los días.
- Si bien se producen cambios en el funcionamiento de la memoria en el envejecimiento, podemos implementar estrategias para paliar su impacto en las actividades de la vida cotidiana, en la autonomía y en el bienestar.
¿Qué puedes hacer cuando tengas una palabra en la punta de la lengua?
- No te pongas nervioso.
- Habla de cosas relacionadas, por ejemplo si quieres recordar el nombre de un pueblo, habla de cómo es ese pueblo, en qué provincia está, entre otras.
- Cambia de actividad, piensa en otra cosa, luego te acordarás.
¿Qué puedes hacer para recordar los nombres?
Cuando conozcas a una persona…
- Presta atención, mira sus características y busca algún rasgo que te ayude a recordar (por ejemplo, color de cabello, ojos, estatura, etc.)
- Repite el nombre de esa persona cuando termines de hablar con ella.
- Asocia el nombre de esa persona con alguien conocido (familiar, actor o actriz, etc.)
- Imagina el nombre de esa persona escrito en un cartel o en una pared o en la portada de un libro.
¿Qué puedes hacer para recordar dónde has dejado algún objeto o si has realizado una acción?
- El orden es muy importante. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa.
- Realiza una acción y luego otra.
- Pon atención en lo que estás haciendo. Para ayudarte puedes decir “estoy dejando las gafas en la mesa”, “estoy apagando la luz”, “estoy tomando la pastilla”.
- Imagínate realizando la acción, como si estuvieras mirando una película.