Estamos tan acostumbrados a responder “bien” cada vez que se nos cuestiona como estamos. Podemos preguntar el día de hoy a un familiar o amigo ¿Cómo estás? Y la mayoría te responderá “bien”, “normal” o “x, como siempre”.
¿Pero cómo podemos estar normal ante una situación que no es normal?
Entendiendo como normal algo habitual o frecuente. La situación por la que pasamos es extraordinaria, fuera de lo que estamos acostumbrados.
En esta ocasión nos hemos visto en la necesidad de cambiar por completo nuestra realidad. Manteniéndonos en un aislamiento prolongado que nos ha distanciado físicamente del trabajo, escuela y algunos seres queridos, donde se nos ha limitado nuestro libre tránsito.
Para sobre llevar esta situación es necesario aceptar y reconocer lo que está sucediendo y las emociones que la acompañan.
¿Cuántas veces nos ha pasado que nos despertamos felices y motivados, pero con el transcurso del día se baja el ánimo? Sentimos como se reduce o se va esa motivación, ya sea por algún roce o discusión con alguno de nuestros familiares, o quizá porque nos disgustó alguna actitud.
Con el transcurso del día es normal que pacemos por este sube y baja de emociones experimentando incluso en ocasiones emociones encontradas. Por ejemplo, podemos sentirnos felices por estar en casa y al mismo tiempo sentirnos aburridos o irritados por la misma situación o podemos estar felices de estar con nuestra familia y nostálgicos por nuestros compañeros de trabajo / escuela.
Es totalmente natural que a veces quieras estar con tus familiares y otras estar a solas porque te sientes enfadado, no te estas volviendo loco(a). El tener estas emociones no te hacen mal padre o mala madre, tampoco un mal hijo(a), todos necesitamos tiempo para compartir y tiempo para estar a solas. Por lo que al enfrentarnos a la sensibilidad de los demás lo primero será actuar de forma empática y comprender que todos estamos pasando por ello, que es normal sentirnos incomprendidos, impotentes ante la situación.
Para afrontar dicha situación es importante:
1. ACEPTAR Y DAR NOMBRE A NUESTRAS EMOCIONES
Nombrar nuestras emociones, evitando las expresiones “me siento raro(a)”, “me siento no sé cómo”. Llamar a las emociones por su nombre nos permite aceptarlas, reconocer que están ahí, esto a su vez nos puede permitir reflexionar acerca del porque nos sentimos de determinada manera.
2. HABLAR DE NUESTRAS EMOCIONES
Platicar con nuestros seres queridos de cómo nos sentimos nos permite desahogarnos y con esto se abre la posibilidad de que ellos nos digan cómo se sienten. Te sorprenderá darte cuenta que los demás pueden estar pasando por lo mismo.
3. PREOCUPARME Y OCUPARME DE LAS COSAS QUE ESTÁN BAJO MÍ CONTROL
Nos preocupan y angustian un sin fin de situaciones, nos encantaría tener súper poderes para cambiar o ayudar en algunas cosas, lamentablemente esto no puede ser así. Debemos diferenciar lo que esta bajo nuestro control y lo que no, esto nos ayudará a disminuir la tensión. Recuerda que lo que no esta bajo tú control, no depende de ti el cambio.
Otro factor que influye en las variaciones en el estado de ánimo es la sobre información, ya que, entre tantas cifras entre número de contagios y defunciones, fechas de posible reactivación y como lo están sobre llevando en otros países al terminar lo único que te gustaría es poder entrar con tus seres queridos a un buque donde se reduzca al máximo las posibilidades de contagio.
Esta sobre información lo que provoca es que estemos en constante estado de alerta, por tanto, en constante tensión ocasionando problemas psicosomáticos derivados del estrés constante. Entre los más comunes se encuentran:
- Dolor de cabeza
- Tos
- Gripa
- Baja o alta presión arterial
- Baja o altos niveles de glucosa
- Sudoración
- Insomnio
El confinamiento conlleva reestructurar nuestra rutina y adaptarla donde debemos llevar un horario que nos permita cumplir con todas nuestras actividades. Dicho horario deberá incluir tiempo destinado para trabajar, tomar alimentos, despertarse y dormir, ejercitarnos, pasar tiempo en familia, algún pasatiempo, socializar, etc.
Recuerda que mantenernos ocupados no permitirá tener demasiado tiempo de ocio, lo que limitará los pensamientos fatalistas y disminuirá el estrés.
Si pese a las recomendaciones persistes con tensión y pensamientos fatalistas o te sientes más irritable puedes llamarnos, nosotros te podemos ayudar.
Telefono: 38 13 41 22, Mail: zaniccenter@gmail.com
Zanic Center
Psicoterapia – Educación – Salud