¿Cómo establecer límites a nuestros hijos?

El tema de los límites aplicados a la educación y crianza de los niños y adolescentes suele dar lugar a controversias. Esto es en parte porque el tema de cómo educar a los pequeños de la casa tiene una fuerte carga emocional al tocar “de cerca” a muchos padres y madres: a nadie le gusta sentirse cuestionado en un ámbito tan importante de la vida e incluso de la propia identidad.

Sin embargo, en la práctica, las creencias de si estos límites son buenos o malos tienen más de ideológico que de real. Lo cierto es que, en la práctica, todos los padres y madres ponen límites en casa, establecen normas más o menos claras acerca de lo que el pequeño puede o debe hacer. Ahora bien… ¿cómo debemos aplicar esos límites al criar a nuestros hijos? Este es el verdadero debate.

¿Por qué es importante encontrar un equilibrio al fijar límites en la crianza de los hijos?

Muchos padres y madres asumen que, dado que los pequeños de la casa no pueden valerse por sí mismos y no saben qué es lo que les puede perjudicar a corto y largo plazo, estos deben ser supervisados constantemente a partir de una vigilancia y un control férreos, en el que “por defecto”, casi cualquier acción que se aparte de lo convencional debe ser desincentivada o incluso prohibida.

Otros, en cambio, muestran una predisposición totalmente contraria a la anterior: asumen que el intentar poner límites y normas crea más problemas de los que resuelve y que la opción más sencilla y adecuada es dejar manga ancha, permitir que los pequeños sean quienes aprendan por sí mismos lo que tiene consecuencias positivas para ellos y lo que no.

Ambas posturas se basan en equivocaciones, y en el fondo, se basan en una manera muy simplista de ver la crianza y la educación de los hijos en su infancia y adolescencia. En realidad, la existencia de límites a la hora de educar a los pequeños es lo natural teniendo en cuenta que nuestro rol como adultos implica el dar protección a los menores y a la vez permitir que se desarrollen mediante su propio aprendizaje del mejor modo posible. Una crianza sin aplicar estas normas se anula a sí misma, no puede existir.

Así pues, la aplicación de límites con nuestros hijos pequeños es una consecuencia lógica de nuestro rol como padres y madres. Estas “líneas rojas” que no hay que atravesar no son tanto prohibiciones como referencias y pautas para orientarse en un mundo muy complejo y lleno de ambigüedades. Los límites pueden ser la señal de que existen los castigos, pero son también una oportunidad para pensar por qué ciertos comportamientos no son deseables desde el punto de vista de los mayores de la casa, y de qué hay que hacer para madurar y ganar autonomía.

5 consejos para educar a tus hijos pequeños en los límites

Los límites a fijar en la educación de un niño o de una niña dependen tanto del contexto familiar como de las características del menor. Pero más allá de esto, puedes guiarte a partir de estas recomendaciones e ideas clave al aplicarlos e incluirlos en tu modelo de crianza.

1. Asegúrate de que las normas son pocas y muy claras

Para que el niño o la niña sea capaz de recordar bien esas normas, es importante que sean relativamente pocas y que sean sencillas, sin incluir muchas excepciones ni variantes. De ese modo, su recuerdo le vendrá a la mente de manera espontánea cuando se exponga a una situación que le puede llevar a comportarse de un modo inadecuado.

Pero para ello hay que dar prioridad a unas normas de comportamiento sobre otras; a la práctica, es mejor que las menos importante no sean consideradas “límites” sino más bien recomendaciones o maneras de comportarse propias del referente de nuestro hijo o hija. Dejar que se integren en su comportamiento de manera orgánica y sin estar fijadas en reglas y prohibiciones hará que las normas importantes de verdad cobren aún más valor.

2. Asegúrate de que entiende el porqué de las normas

Para que esos límites no sean percibidos simplemente como imposiciones unilaterales, hay que explicarle a tu hijo o hija el porqué de estos, su razón de ser. De ese modo, se crea un espacio de debate y de negociación que incluso le puede servir para tener más en mente ese tema, y le ayuda a aprender.

3. Haz que las normas sean consistentes

Una vez las normas han sido fijadas, asegúrate de que no cambian los criterios para determinar si se cumplen o no. De otro modo, rápidamente dejarán de ser tenidas en cuenta. Si esas reglas no existen en la práctica, en pocos días tampoco existirán en la teoría y tanto tú como tu hijo o hija las olvidaréis.

4. Pon más énfasis en los incentivos que en los castigos

De esa manera, la relación entre el pequeño o de la pequeña y esos límites no dará lugar a tantos conflictos, ya que los verá como una especie de andamios para ganar validación e ir demostrando su nivel de madurez.

Educación en la infancia

5. En caso de que las incumpla y tengas que castigar, hazlo pronto

No dejes pasar mucho tiempo entre el incumplimiento y el castigo. De ese modo, se evita que la situación pueda ser percibida como injusta y arbitraria.

 

  • https://psicologiaymente.com/desarrollo/como-educar-hijos-limites?fbclid=IwAR1zSiCSfj5pXcgaOldgzk4sIZDLbyAlNQ3mZ5FMXPzV_3eG9_6zUxwR2vQ
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