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Se habla mucho acerca de los medicamentos psiquiátricos o psicofármacos. Es común escuchar que son malos para la salud, que provocan adicción, que tienen efectos secundarios más dañinos que el trastorno mental en sí, entre otros tantos mitos. Hablemos un poco al respecto.
Deterioro progresivo, severa distorsión familiar, divorcio, repercusiones negativas en la educación de los hijos, consumo de sustancias tóxicas, problemas legales, problemas económicos, suicidio y homicidio. Si bien las últimas suelen ser consecuencias más graves, nunca pueden descartarse, ya que en un estado de desapego de la realidad nunca se sabe qué pueda ocurrir.
Todos los fármacos, las medicinas, irremediablemente tienen efectos secundarios. Hay que tomar en cuenta que estos efectos secundarios no siempre son negativos, o no se consideran negativos. Por ejemplo, la Metformina es un medicamente muy común para la diabetes tipo 2 en la actualidad, y uno de sus efectos secundarios es la pérdida de peso, lo cual está considerado como algo positivo.
Los efectos secundarios dependen de cómo se inicia el tratamiento. Los efectos no deseados se evitan cuando las dosis de los psicofármacos se inician con dosis pequeñas que van aumentando gradualmente. Así, los efectos secundarios se minimizan de manera importante. Además, posterior a la toma continua, la mayoría de los efectos secundarios desaparecen.
Los medicamentos psiquiátricos no crean adicción, de hecho muchos de ellos tienen nulo potencial adictivo, por eso en México se surten sin receta. Esto es debido a que en el cerebro existen diferentes receptores, (lugares a los que se une la substancia y que solamente algunos de ellos, los que se venden con receta, tienen potencial adictivo y solamente en algunas pocas personas).
Siempre hay que valorar cuál es el riesgo de no tratar la enfermedad mental, frente al riesgo de tratarla con determinados psicofármacos. Es decir, qué puede pasar si se deja una enfermedad mental grave a su libre evolución, sin medicamentos para detenerla. Las consecuencias menos graves de negarse a tomar psicofármacos es el empeoramiento de los síntomas del trastorno.