Autosabotaje. Mi peor enemigo.

El autosabotaje y todas aquellas conductas que están relacionadas con él, son actos inconscientes que aparecen en los momentos que pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas, sea del tipo que sea. Estas conductas tienden a obstaculizar la consecución de metas o logros mediante auto-manipulaciones inconscientes.

El objetivo del autosabotaje es mantener a la persona dentro de su zona de confort, dentro de la cual todo es fácil o, al menos, previsible. Es también un tipo de mecanismo de defensa inconsciente a través del cual la persona intenta evitar posibles sufrimientos futuros, situaciones de estrés o situaciones desconocidas.

Sus causas

Existen una gran cantidad de posibles causas del autosabotaje. Teniendo en cuenta estas causas, será más fácil para la persona poder evitarlas y así conseguir más fácilmente aquello que se proponga. Estas causas pueden ser:

  • Tener problemas para priorizar los objetivos.
  • Falta de autocontrol.
  • Falta de motivación o altas presiones durante la infancia.
  • No saber realmente qué es lo que se quiere conseguir.
  • Baja autoestima.
  • Falta de seguridad en uno mismo.
  • Creencias limitantes de que la persona no merece el propio éxito.
  • Objetivos impuestos por terceros.
  • Temor al fracaso.
  • Temor al cambio y salir de la zona de confort.
  • Conflictos internos.
  • Temor a no estar a la altura de las expectativas de los otros.

Todas estas señales, creencias y huellas que habitan en la mente de la persona aparecen de forma inesperada, adquiriendo el control sobre la persona y sus conductas e interfiriendo en los proyectos y posibilidades de evolución de esta.

El autosabotaje es una manifestación de todos aquellos aspectos que la persona no consigue aceptar de ella misma, todas aquellas creencias basadas en miedos y que, a lo largo del tiempo, a fuerza de no ser confrontadas, han ganado peso y poder dentro de ella.

Por lo tanto, estos pensamientos obsesivos y comportamientos dañinos son solamente un síntoma de que existe algo en lo profundo del pensamiento que debe ser examinado. Aunque en muchas ocasiones el hurgar en estos pensamientos no resulte agradable, esta evaluación de uno mismo puede ser una oportunidad para avanzar y para aprender a afrontar cualquier situación futura que se le presente.

Características del autosabotaje

Existen una serie de características definitorias del autosabotaje, las cuales propician que este aparezca antes ciertas situaciones pero no ante otras. Es decir, una persona que se autosabotea inconscientemente a la hora de enfrentarse a determinado aspecto o circunstancia de su vida no tiene por qué hacerlo en todos los demás.

Estas conductas auto-saboteadoras aparecen sobre todo ante situaciones que implican una gran responsabilidad o cuando la persona debe tomar una decisión importante la cual implicará algún tipo de cambio en su vida.

Los síntomas o manifestaciones que experimenta una persona que es presa del autosabotaje incluyen:

  • Miedo intenso.
  • Inseguridad.
  • Sensación de falta de control.
  • Recelo de uno mismo o falta de autoconfianza.

Sin embargo, es perfectamente normal que la persona perciba todas estas sensaciones cuando está a punto de sufrir algún tipo de cambio en su vida, es algo que todo el mundo experimenta en menor o mayor grado.

La principal diferencia entre las personas que se autosabotean y las que no, es que aquellas que lo hacen se dejan llevar por el miedo y por sus creencias de que no lo van a conseguir, mientras que las otras son capaces de dejar atrás estos temores y de sobreponerse a todos los pensamientos que les generan inseguridad.

Lo más importante a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de eventualidad o transformación no es esquivar o rehuir este miedo, sino ser consciente de él y actuar de manera consecuente, sin dejar que éste invada nuestra mente.

Cuando la persona toma consciencia tanto de sus miedos como de sus propias creencias, en muchos casos irracionales, es mucho más sencillo elegir las decisiones más acertadas y evitar llevar a cabo acciones saboteadoras que detengan u obstruyan sus aspiraciones.

Tipos de autosabotaje

Existen cuatro clases de autosabotaje, los cuales se clasifican según el tipo de conducta que lleve a cabo la persona.

1. No finalizar las cosas

En estos casos la persona inicia un gran número de retos o proyectos los cuales acaba dejando a medias o, incluso, abandonando. Habitualmente, la persona tiende a dedicar numerosas horas de trabajo y esfuerzo, para luego desistir cuando está a punto de conseguirlo.

La explicación que se encuentra para este fenómeno es que, si la persona no acaba este o cualquier otro proyecto, nunca tendrá que enfrentarse a la posibilidad de fracasar o a no saber estar a la altura de las posteriores exigencias que este éxito le acarreará.

Sin embargo, lo que realmente ocurre es que esta nunca será consciente de su potencial, y al mismo tiempo se percibirá como una persona mediocre y sin competencias.

2. Procrastinación

De la procrastinación se dice que es el arte de posponer las cosas. Consiste en el hábito de postergar o retrasar aquellas actividades que la persona debe atender necesariamente, reemplazándolas por otras menos significativas o más sencillas y atractivas.

Este hábito es uno de los más comunes dentro de la población, y las razones para llevarlo a cabo son de lo más variadas. Algunas de estas razones pueden ser que a la persona no le guste realmente la tarea a llevar a cabo o bien, y esta es la razón más extendida dentro del ámbito de los proyectos personales y profesionales, que la persona experimente un temor al resultado final.

De esta forma, si la persona va aplazando la realización de la tarea y no invierte todos los esfuerzos y recursos necesarios tendrá una justificación si esta no resulta como ella esperaba. Dicho de otra manera, si la persona dedica todo su tiempo y empeño en conseguir algo y aun así no lo logra, pondrá de manifiesto su supuesta incompetencia, por lo tanto, si no se esfuerza esto le servirá de excusa ante el fracaso.

3. Perfeccionismo

El perfeccionismo o la excusa ideal para no acabar nunca. Bajo el escudo del perfeccionismo la persona encuentra la excusa perfecta para no avanzar, sin que parezca que realmente no sabe si quiere conseguir aquello por lo que está trabajando.

Existen dos posibilidades dentro de la excusa del perfeccionismo. O bien que la persona piense que como no puede hacer alguna cosa de manera perfecta directamente no lo haga, o bien que mediante constantes revisiones y cambios evite acabar el proyecto.

4. Excusas

Además de todo lo anterior, la persona puede llegar a encontrar un gran número de excusas que le justifiquen no enfrentarse a cualquier cambio o posible riesgo. Estas excusas pueden ser desde la falta de tiempo, de recursos económicos, la edad, etc.

 

  • Rovira Salvador, I. Autosabotaje, causas, características. https://psicologiaymente.com/psicologia/autosabotaje

Síndrome de la cabaña: miedo a enfrentar la pandemia

El Síndrome de la Cabaña es un fenómeno que está relacionado con el miedo a salir a la calle tras un largo periodo en el que no se ha tenido contacto con el exterior. Este síndrome puede darse en personas encarceladas, en personas hospitalizadas durante un largo tiempo o en la situación de confinamiento actual en la que nos encontramos.

Es importante normalizar todas estas sensaciones y emociones que están apareciendo con relación a la desescalada y al momento vital en el que nos estamos encontrando. Es normal sentirnos con miedo, angustia o inseguros, dado que hay un posible riesgo al contagio y es algo que estamos aprendiendo a convivir con ello durante meses.

Sentir miedo es normal. Nuestras emociones están para avisarnos del peligro que puede haber a nuestro alrededor, por tanto, aquí está cumpliendo una función necesaria. Lo importante es gestionarlo, atender su aviso, por ejemplo, para llevar a cabo las medidas propuestas por sanidad, pero sin dejar que esta emoción nos paralice o bloquee.

¿Qué es el síndrome de la cabaña?

Para algunas volver a salir a la calle significará volver a las prisas, al estrés, al ir de un lado a otro, también significará la dificultad de conciliar y de pasar menos tiempo en familia. Para otros será una gran ilusión poder retomar de nuevo sus rutinas, poder reunirse o simplemente poder salir a dar un paseo, algo muy básico que pensábamos que jamás íbamos a dejar de tener. Además, esta situación también puede convertirse en un momento temido para otra parte de la población.

También podemos sentirnos con el síndrome de la cabaña con mayor letargia, es decir, aparece la sensación de cansancio, dificultad para levantarnos por las mañanas o sensación de no tener apetencia por realizar determinada actividad.

Otro de los síntomas del síndrome de la cabaña que puede darse es la falta de motivación con relación a las actividades que se tengan que realizar especialmente en el exterior.

También es importante tener en cuenta que este tipo de síndrome de la cabaña no es un trastorno psicológico. Si tenemos que revisar como esta nueva situación está afectando a nuestro día a día.

Puede aparecer dificultad para concentrarse, disminución de la atención y fallos de memoria.

Temor con relación a retomar las rutinas previas al confinamiento, así como a las reuniones sociales.

 ¿Cómo podemos afrontar la desescalada y la vuelta a la “nueva normalidad»?

Si algo podemos prever es que nuestra vida no va a ser la misma que antes de la llegada del Covid-19 al mundo. Muchas son las prevenciones que tenemos que poner en marcha antes, durante y después de salir, esto puede convertirse en algo tedioso, que unido al temor que podamos sentir (síndrome de la cabaña), nos anima a que la mejor idea es no salir de casa.

Pero, este no salir de casa, no podemos sostenerlo por mucho más tiempo. Pronto, por ejemplo, volveremos a nuestro puesto de trabajo. ¿Cómo puede ser esta situación un poco más llevadera?

  • En primer lugar, es importante que te des tiempo y normalices cómo te sientes. Sentir miedo es una emoción normal acorde a lo que estamos viviendo, además cada persona tiene un ritmo de adaptación.
  • Ante el miedo a salir a la calle o de tener síntomas del síndrome de la cabaña, es importante ir realizando exposiciones de manera gradual. Empezar por paseos cortos y poco a poco ir aumentando el tiempo de estos.
  • Un punto importante es no excusar el no salir con la idea de “no es necesario salir, tenemos que ser responsables”.
  • Hablar con alguien cercano acerca de cómo te estás encontrando con esta situación.
  • Es importante no intentar controlar aquello que no podemos. En esta situación pocas cosas dependen de nosotros, si intentamos controlarlo, nos generará una gran frustración y malestar. Tomar las precauciones necesarias y suficientes, es decir, sin que se convierta en una comprobación constante. Tomar las medidas propuestas por sanidad es lo único que nosotros podemos controlar.
  • Comprobar que tipo de pensamientos están apareciendo. No realizar interpretaciones alejadas de la realidad, ni anticipar. Por supuesto nos encontramos en una situación complicada, pero es importante que no realicemos juicios de valor catastrofistas mayores a la realidad.
  • Es importante establecer una nueva rutina con objetivos realistas. También retomar nuestras rutinas anteriores de forma gradual.
  • En caso de que los síntomas perduren un largo periodo de tiempo y nos afecte a nuestro día a día es importante ponerse en contacto con un profesional

¿Cómo manejar la técnica Rapport?

 

Como todo instrumento metodológico, la entrevista tiene pasos, etapas o fases que deben seguirse para alcanzar el éxito en el cometido que se ha propuesto; en este caso seguimos la visión de Colín (2009), quien divide a las entrevistas en tres etapas o fases: inicio o rapport, desarrollo y cierre.

El Rapport, es una técnica muy interesante de PNL (Programación Neuro Lingüística), está técnica nos da la posibilidad de crear una comunicación efectiva con las personas que necesitamos comunicarnos mediante el uso del Rapport,

Para definir el rapport, podríamos decir en palabras sencillas es la forma de comprender la capacidad, inteligencia y destreza de un ser humano para colocarse en el cuerpo de otro y entender cómo funciona, para después permitir una comunicación efectiva.

Más allá de todo esto, establecer el Rapport con una persona, es igual a estar en sintonía con esta, es establecer una conexión armoniosa, cuando una persona consigue estar en un estado congruente con otra, que domina el estado conscientemente es quien domina a los que estén dentro de este estado.

¿Has notado como los buenos amigos tienes los mismos gestos y utilizan las mismas palabras? La clave del Rapport consiste en ser como la otra persona.

Rapport es la ciencia de sentirse confortable con los demás y que los demás se sientan confortables con uno.

La primera etapa es la fase inicial, el objetivo principal es lograr que el entrevistado se sienta cómodo en presencia del entrevistador, así como dispuesto a hablar lo más posible fuera de cualquier tipo de inhibiciones.

Aragón (2002) dice que el rapport se facilita con algunas actitudes del entrevistador, entre ellas menciona mantener un contacto visual apropiado, una postura relajada, natural y centrada en el entrevistado; un lenguaje espontáneo, amistoso y con un tono cálido y expresivo; aceptación incondicional y empática.

Para el Rapport también se utilizan ciertas formas de comunicación

  • Imitar las formas de hablar.
  • Hacer espejo del lenguaje corporal.
  • Imitar la parte auditiva ya sea tonos, timbres de voz, volúmenes, entre otras cosas.
  • Incluso hasta podemos sincronizar la respiración de nuestro paciente con la nuestra.

En realidad, se trata de crear todo igual que nuestro receptor, pero a nuestra manera. Debemos tener muy en claro, que para lograr el Rapport, necesitamos entrar en el comprender el entorno psicológico de la persona y comprenderlo.

1. Lenguaje corporal.

Hemos de imitar el lenguaje corporal de una manera muy sutil, si la persona mueve un brazo, nosotros movemos el brazo, copiar la postura, acompasar las miradas, los giros de cabeza, la velocidad de los movimientos y todo tipo de gesto facial y corporal. Es importante recordar  de nunca quedar en evidencia

2.  Lenguaje verbal.

Tenemos que concentrarnos en la entonación de nuestras palabras, practicar los tonos, velocidades, tiempos y timbres combinando con un contenido lógico para el nuestro receptor. Debemos adaptar los tonos, los timbres, los tiempos para poder establecer el rapport a nivel verbal, y a la vez hacerlo a nivel del lenguaje corporal.

3. Personalidad.

Nuestro receptor de acuerdo con su personalidad y su estructura psíquica está formado por su entorno familiar, social, su país, su cultura, etc. La personalidad de nuestro receptor tiene sin duda una manera de expresarse, donde utiliza expresiones y formas de hablar.

4. Respiración.

Acompasar la respiración de nuestro receptor, nos ayuda de mucho para poder incluso hablar a su misma velocidad, tono y timbre, aparte del efecto hipnótico de mover tu caja respiratoria al mismo tiempo que la persona y del mismo modo.

Sin duda, la técnica principal del Rapport es la empatía.

 

Fuente: Rafael Alejandro Sánchez Rodríguez. Adaptación: Victoria Andrea Muñoz Serra.

 

  • Referencias

El Rapport – Técnica De La PNL, Muñoz Serra, Victoria Andrea, Sitio Web: Victoria Andrea Muñoz Serra (http://www.victoria-andrea-munoz-serra.com/coaching_integral.htm), Concepción, Chile, marzo del 2012.

Morga Rodríguez E. (2012) Teoría y técnica de la entrevista: Etapas de la entrevista. RED TERCER MILENIO S.C. Estado de México. Págs. 16-18.

Olvidos cotidianos, ¿Cómo prevenirlos?

 

La memoria es un sistema complejo, multidimensional, de gran relevancia para la vida de las personas. Para construir nuestra propia identidad, pensar, recordar, imaginar, desear, aprender de los errores, rectificar, elegir, amar, desempeñar las tareas cotidianas más simples o realizar grandes proyectos, necesitamos de nuestra memoria.

Conforme vamos avanzando en el proceso de envejecimiento observamos cambios en el funcionamiento de la memoria en la ejecución de tareas cotidianas, por ejemplo, en ocasiones no recordamos dónde se hemos dejado las llaves, queremos decir algo y no encontramos la palabra, nos olvidamos de acudir a una cita médica o de dar un recado a otra persona.

Debido a la importancia del buen funcionamiento de la memoria en la autonomía, el bienestar físico, psicológico y social de las personas, la aparición de estos olvidos cotidianos es motivo de alarma y preocupación.

Se han identificado diferentes factores del contexto que pueden influenciar el funcionamiento de la memoria en la vida cotidiana. Algunos de estos factores son: el estado de ánimo, el nivel motivacional, las creencias acerca del funcionamiento de la propia memoria, entre algunas.

No obstante, aunque puedan causar molestias en el desempeño en la vida cotidiana, estos olvidos que son frecuentes en el adulto mayor han recibido el nombre de olvidos benignos ya que no responderían a una condición patológica sino al propio proceso de envejecimiento y a los cambios morfológicos y funcionales del cerebro.

Estos olvidos podemos agruparlos en:

  • Olvidos vinculados con la memoria retrospectiva,
  • Olvidos vinculados con la memoria prospectiva y
  • Olvidos relacionados con el presente.

A continuación, describiremos cada uno de ellos.

Olvidos vinculados con la memoria retrospectiva.

Este tipo de olvidos hace referencia a la dificultad en recordar información de cosas que hemos hecho con anterioridad. Los más frecuentes son:

  • No recordar donde se han guardado los lentes, las llaves o el libro que se estaba leyendo.
  • No recordar donde se han guardado objetos de uso infrecuente: por ejemplo, una camisa que casi no utilizamos, o una prueba médica de hace tiempo.
  • No recordar los nombres de personas que hemos conocido hace poco tiempo o que no vemos frecuentemente.
  • No recordar si se han realizado acciones que suelen ser ya automáticas, por ejemplo, dudar acerca de si se ha cerrado la puerta, o si se ha apagado la cocina, o la luz, entre algunas.
  • Este último tipo de olvido hace que en ocasiones tengamos que realizar acciones de comprobación, por ejemplo, levantarnos de la cama para comprobar si hemos cerrado la puerta.

Es muy frecuente que mientras guardamos los lentes al terminar de leer, estemos pensando o incluso haciendo otra cosa. Para hacer más de una cosa a la vez y luego recordar lo que hicimos necesitamos utilizar la atención dividida que es un tipo de atención que se deteriora en el envejecimiento.

Olvidos vinculados con la memoria prospectiva.

Este tipo de olvidos se refiere a no recordar cosas que se tenía pensado hacer. Los más frecuentes son:

  • Olvidarse de dar un recado.
  • Olvidarse de asistir a una cita.
  • No recordar la lista de lo que hay que comprar en el mercado.
  • Olvidarse mirar un programa de televisión que se quería mirar.

La memoria prospectiva un tipo de memoria muy importante debido a que está estrechamente ligada con la autonomía. Requiere el recuerdo de la intención y de la acción, por eso es un tipo de memoria compleja, que implica funciones como la planificación y monitorización de la tarea. El uso de agendas o anotaciones hace que este tipo de olvidos no interfiera tanto en el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Olvidos vinculados con el presente

Se refiere a olvidos que afectan a tareas que se están realizando. Algunos de estos olvidos son:

  • No recordar una palabra que se quiere decir. Esto se conoce como “fenómeno de la punta de la lengua”.
  • Dificultad para seguir el hilo de una conversación.
  • Dificultad para seguir el argumento de un libro que se está leyendo.
  • Ir a un sitio, por ejemplo, a la cocina y no recordar el motivo.

El fenómeno de la punta de la lengua, aunque es un fenómeno muy frecuente y ocurre en otras etapas de la vida también, es fuente de malestar y preocupación en los mayores porque generalmente ocurre en medio de una conversación y por lo tanto en presencia de otras personas.

Se produce cuando conocemos la palabra que queremos decir, pero no podemos acceder a ella.

La dificultad en seguir el hilo de una conversación o recordar lo que se está leyendo se vincula con factores como: velocidad a la que se está hablando, grado de dificultad de lo que se está leyendo, tiempo que se requiere mantener la atención, dificultad para inhibir las distracciones, etc.

Ir a un sitio y no recordar el motivo es muy frecuente en el envejecimiento y también es motivo de gran preocupación. Este tipo de olvido se produce generalmente debido a una dificultad atencional más que de memoria. Por lo general se trata de una acción automática que la realizamos pensando en otra cosa.

¿Cómo mejorar el funcionamiento de la memoria en la vida cotidiana?

Existen estrategias que podemos utilizar para mejorar nuestra memoria cotidiana y disminuir estos olvidos. Algunas de ellas son:

  • Visualización

Visualizar es crear una imagen, en este caso de algo que se quiere recordar. Se considera que la capacidad de crear imágenes es ilimitada y que los mayores tienen mayor facilidad para recordar imágenes que palabras.

  • Asociación

La asociación tiene que ver con vincular lo que se quiere aprender con una imagen o con alguna situación conocida. La asociación ayuda a dar un significado personal a lo que se quiere recordar.

  • Repetición

La repetición hace que se aumente la familiaridad con el estímulo que se quiere aprender. Es muy importante tener en cuenta que la repetición para que sea efectiva requiere de recursos atencionales ya la repetición como conducta automática no favorece el posterior recuerdo.

  • Centralización

Consiste en centrarse en lo más importante de una determinada información y de esta forma se disminuye la cantidad de datos para guardar y posteriormente recordar.

  • Organización

La organización es una estrategia fácil de utilizar ya que tiene una gran similitud con aspectos de la vida diaria (organizar el armario, organizar la cocina, etc.). Para recordar la compra que queremos hacer en el mercado nos resultará más fácil organizar todos los productos en categorías: carnes, lácteos, verduras, etc.

No debemos olvidarnos de la importancia que tiene las ayudas externas como agendas, alarmas, recordatorios del celular.

Te compartimos algunos consejos para llevar a cabo ejercicios de memoria:

¿Qué puedes hacer para recordar lo que estás leyendo?

  1. Presta atención, elimina los distractores.
  2. Mira primero lo más destacado (títulos, dibujos).
  3. Lee una página y pregúntate ¿cuál es el tema? ¿Qué personaje apareció? ¿Qué sucedió?
  4. Cuando interrumpas la lectura haz un resumen de lo que acabas de leer.
  5. Si hay muchos personajes apunta en una hoja los nombres, el parentesco, los sucesos importantes de los protagonistas (bodas, viajes, etc.)
  6. Lee todos los días.
  7. Si bien se producen cambios en el funcionamiento de la memoria en el envejecimiento, podemos implementar estrategias para paliar su impacto en las actividades de la vida cotidiana, en la autonomía y en el bienestar.

¿Qué puedes hacer cuando tengas una palabra en la punta de la lengua?

  1. No te pongas nervioso.
  2. Habla de cosas relacionadas, por ejemplo si quieres recordar el nombre de un pueblo, habla de cómo es ese pueblo, en qué provincia está, entre otras.
  3. Cambia de actividad, piensa en otra cosa, luego te acordarás.

¿Qué puedes hacer para recordar los nombres?

Cuando conozcas a una persona…

  1. Presta atención, mira sus características y busca algún rasgo que te ayude a recordar (por ejemplo, color de cabello, ojos, estatura, etc.)
  2. Repite el nombre de esa persona cuando termines de hablar con ella.
  3. Asocia el nombre de esa persona con alguien conocido (familiar, actor o actriz, etc.)
  4. Imagina el nombre de esa persona escrito en un cartel o en una pared o en la portada de un libro.

¿Qué puedes hacer para recordar dónde has dejado algún objeto o si has realizado una acción?

  1. El orden es muy importante. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa.
  2. Realiza una acción y luego otra.
  3. Pon atención en lo que estás haciendo. Para ayudarte puedes decir “estoy dejando las gafas en la mesa”, “estoy apagando la luz”, “estoy tomando la pastilla”.
  4. Imagínate realizando la acción, como si estuvieras mirando una película.